Aunque la mona se vista de seda, . . . .
Valga este refrán para calificar el último cambio de nombre de una empresa del oligopolio energético electro-gasista, que durante muchos años ha manipulado la palabra “natural” para inducir a la población a quemar un combustible fósil que se encuentra en el subsuelo y que no es otra cosa que un gas fósil, la extracción del cual, su transporte, distribución y combustión supone la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen de forma importante al calentamiento de la atmosfera.
El nacimiento de la empresa que se bautizo con un nombre genérico como es el de “gas natural”, se remonta al tiempo en que se forzó la fusión de las empresas Catalana de Gas y Gas Madrid. Años después, Gas Natural SDG lanzó una OPA sobre Unión Fenosa, que le permitió hacerse con los activos de la compañía eléctrica mas sucia y ecológicamente destructiva del Estado español (centrales térmicas i minería de carbón).
Unión Eléctrica Fenosa nació a finales de 1982, tras la fusión entre Unión Eléctrica (creada en 1912 como Unión Eléctrica Madrileña) y Fuerzas Eléctricas del Noroeste SA (o FENOSA, creada en La Coruña en 1943 por Pedro Barrié de la Maza, posteriormente nombrado por la dictadura franquista, Conde de Fenosa). Curiosamente FENOSA fue el resultado de la forzada fusión de la Fábrica de Gas y Electricidad, que poseía Barrié en la ciudad de La Coruña, con Electra Popular Coruñesa del empresario José Miñones, que a causa de su simpatía hacia los ideales republicanos, fue fusilado por los sublevados que, en un acto de lesa rebelión y sedición, ejecutaron un golpe de estado contra el gobierno legítimo vigente en 1936.
Pero veamos la historia de sus cambios de nombre: 1843, se crea la Sociedad Catalana para el Alumbrado de Gas; 1912, cambia su nombre a Catalana de Gas y Electricidad S.A.; 1987, cambia su denominación a Catalana de Gas S.A.; 1991, con la fusión de Catalana de Gas S.A. y Gas Madrid pasa a denominarse Gas Natural SDG; 2009: la OPA lanzada sobre Unión Fenosa hace que pase a denominarse Gas Natural Fenosa; 2018, decide rebautizarse como Naturgy.
Si repasamos su historial energético veremos que ya en su nacimiento se dedicó exclusivamente a la fabricación de gas manufacturado a partir de la combustión de carbón en su fábrica de La Barceloneta. No fue hasta 50 años mas tarde que entró, de la mano de una multinacional francesa, en el negocio eléctrico, construyendo la central térmica Vilanova (en Barcelona). En 1963, inicia el cambio del sistema de fabricación de gas a base de carbón, por un sistema basado en el cracking catalítico de naftas ligeras. Y en 1969, de la mano de la multinacional Exxon, empieza la introducción del gas fósil, bautizado con el nombre de gas ‘natural’. A partir de 1992 empieza su expansión por el mercado latinoamericano, estando hoy presente en Argentina, Brasil, México, Colombia, Chile, Panamá, Puerto Rico, etc., negocios que representan mas de la mitad de los beneficios de la empresa.
Su ADN empresarial se ha basado, y continua basándose, en la combustión de materiales fósiles. A lo largo de su historia mas que centenaria, habrá emitido a la atmosfera enormes cantidades de gases de efecto invernadero, cifras que nunca se han hecho públicas, a pesar de pregonar por doquier su responsabilidad corporativa . . . . y en concreto su “comportamiento socialmente responsable”. Entre sus 8 compromisos se encuentra el de la “gestión responsable del medio ambiente”, pero si la empresa hiciera honor a este compromiso ya hubiera publicado los datos de sus emisiones de gases de efecto invernadero, ocasionada por su centenario negocio de quemar y hacer quemar combustibles fósiles de todo tipo, desde sus inicios.
Hoy en día su parque de generación (12.465 MW) incluye centrales térmicas de ciclo combinado de gas fósil (7.001 MW en España y 2.109 MW en México), centrales térmicas de carbón (2.010 MW en España), centrales térmicas de fuel (198 MW en la República Dominicana), centrales nucleares (600 MW en España: 11,3% de la nuclear de Almaraz y 34,5% de la nuclear de Trillo). Ello totaliza 11.318 MW quemando combustibles fósiles y 600 MW fisionando Uranio, o sea el 91% de su parque actual de generación emite a la biosfera gases de efecto invernadero y radioactividad, contribuyendo, de forma substancial, al calentamiento de la atmosfera y al envenenamiento radioactivo de la biosfera.
La recién bautizada Naturgy es una típica empresa que en la jerga energética de podría denominar una empresa típica del sistema eléctrico 1.0, con intentos muy dubitativos de transformarse en una eléctrica del sistema 2.0, cuando los tiempos que vivimos requieren sistemas energéticos3.0.
Gas Natural tuvo su oportunidad de oro, en el año 2009, cuando lanzo su OPA sobre Unión Fenosa. Si en vez de lanzar la OPA hubiese optado por entrar en el mercado eléctrico con sistemas de micro-cogeneración o micro-trigeneración, hoy probablemente dispondríamos de una empresa que lideraría un sistema energético 2.0, proveyendo servicios entorno a la energía térmica y a la energía eléctrica. Pero, perdió su oportunidad de oro y hoy intenta sobrevivir a base de un nuevo “cambio” . . . . . . de nombre, sin variar sustancialmente su práctica empresarial, pero tal como dice el refrán “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
Pep Puig
Valga este refrán para calificar el último cambio de nombre de una empresa del oligopolio energético electro-gasista, que durante muchos años ha manipulado la palabra “natural” para inducir a la población a quemar un combustible fósil que se encuentra en el subsuelo y que no es otra cosa que un gas fósil, la extracción del cual, su transporte, distribución y combustión supone la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen de forma importante al calentamiento de la atmosfera.
El nacimiento de la empresa que se bautizo con un nombre genérico como es el de “gas natural”, se remonta al tiempo en que se forzó la fusión de las empresas Catalana de Gas y Gas Madrid. Años después, Gas Natural SDG lanzó una OPA sobre Unión Fenosa, que le permitió hacerse con los activos de la compañía eléctrica mas sucia y ecológicamente destructiva del Estado español (centrales térmicas i minería de carbón).
Unión Eléctrica Fenosa nació a finales de 1982, tras la fusión entre Unión Eléctrica (creada en 1912 como Unión Eléctrica Madrileña) y Fuerzas Eléctricas del Noroeste SA (o FENOSA, creada en La Coruña en 1943 por Pedro Barrié de la Maza, posteriormente nombrado por la dictadura franquista, Conde de Fenosa). Curiosamente FENOSA fue el resultado de la forzada fusión de la Fábrica de Gas y Electricidad, que poseía Barrié en la ciudad de La Coruña, con Electra Popular Coruñesa del empresario José Miñones, que a causa de su simpatía hacia los ideales republicanos, fue fusilado por los sublevados que, en un acto de lesa rebelión y sedición, ejecutaron un golpe de estado contra el gobierno legítimo vigente en 1936.
Pero veamos la historia de sus cambios de nombre: 1843, se crea la Sociedad Catalana para el Alumbrado de Gas; 1912, cambia su nombre a Catalana de Gas y Electricidad S.A.; 1987, cambia su denominación a Catalana de Gas S.A.; 1991, con la fusión de Catalana de Gas S.A. y Gas Madrid pasa a denominarse Gas Natural SDG; 2009: la OPA lanzada sobre Unión Fenosa hace que pase a denominarse Gas Natural Fenosa; 2018, decide rebautizarse como Naturgy.
Si repasamos su historial energético veremos que ya en su nacimiento se dedicó exclusivamente a la fabricación de gas manufacturado a partir de la combustión de carbón en su fábrica de La Barceloneta. No fue hasta 50 años mas tarde que entró, de la mano de una multinacional francesa, en el negocio eléctrico, construyendo la central térmica Vilanova (en Barcelona). En 1963, inicia el cambio del sistema de fabricación de gas a base de carbón, por un sistema basado en el cracking catalítico de naftas ligeras. Y en 1969, de la mano de la multinacional Exxon, empieza la introducción del gas fósil, bautizado con el nombre de gas ‘natural’. A partir de 1992 empieza su expansión por el mercado latinoamericano, estando hoy presente en Argentina, Brasil, México, Colombia, Chile, Panamá, Puerto Rico, etc., negocios que representan mas de la mitad de los beneficios de la empresa.
Su ADN empresarial se ha basado, y continua basándose, en la combustión de materiales fósiles. A lo largo de su historia mas que centenaria, habrá emitido a la atmosfera enormes cantidades de gases de efecto invernadero, cifras que nunca se han hecho públicas, a pesar de pregonar por doquier su responsabilidad corporativa . . . . y en concreto su “comportamiento socialmente responsable”. Entre sus 8 compromisos se encuentra el de la “gestión responsable del medio ambiente”, pero si la empresa hiciera honor a este compromiso ya hubiera publicado los datos de sus emisiones de gases de efecto invernadero, ocasionada por su centenario negocio de quemar y hacer quemar combustibles fósiles de todo tipo, desde sus inicios.
Hoy en día su parque de generación (12.465 MW) incluye centrales térmicas de ciclo combinado de gas fósil (7.001 MW en España y 2.109 MW en México), centrales térmicas de carbón (2.010 MW en España), centrales térmicas de fuel (198 MW en la República Dominicana), centrales nucleares (600 MW en España: 11,3% de la nuclear de Almaraz y 34,5% de la nuclear de Trillo). Ello totaliza 11.318 MW quemando combustibles fósiles y 600 MW fisionando Uranio, o sea el 91% de su parque actual de generación emite a la biosfera gases de efecto invernadero y radioactividad, contribuyendo, de forma substancial, al calentamiento de la atmosfera y al envenenamiento radioactivo de la biosfera.
La recién bautizada Naturgy es una típica empresa que en la jerga energética de podría denominar una empresa típica del sistema eléctrico 1.0, con intentos muy dubitativos de transformarse en una eléctrica del sistema 2.0, cuando los tiempos que vivimos requieren sistemas energéticos3.0.
Gas Natural tuvo su oportunidad de oro, en el año 2009, cuando lanzo su OPA sobre Unión Fenosa. Si en vez de lanzar la OPA hubiese optado por entrar en el mercado eléctrico con sistemas de micro-cogeneración o micro-trigeneración, hoy probablemente dispondríamos de una empresa que lideraría un sistema energético 2.0, proveyendo servicios entorno a la energía térmica y a la energía eléctrica. Pero, perdió su oportunidad de oro y hoy intenta sobrevivir a base de un nuevo “cambio” . . . . . . de nombre, sin variar sustancialmente su práctica empresarial, pero tal como dice el refrán “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
Pep Puig