La energía en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las NNUU
El pasado viernes 25 de septiembre, en la sede de las Naciones Unidas de New York, los países adoptaron los Sustainable Development Goals – SDG (Objetivos del Desarrollo Sostenible) que pretenden ser la guía de desarrollo global hasta el año 2030.
Los SDG son una serie de 17 metas, que se desarrollan en 160 objetivos que dan información precisa de cómo alcanzarlos. Tienen la ambición de eliminar la pobreza, el hambre, el trabajo infantil, el SIDA y otros problemas que afectan a millones de personas de todo el mundo.
El cambio climático juega un papel importante en lo que las NNUU denominan la Agenda del desarrollo post 2015. Cada vez es mas evidente que lo que se ha convenido en denominar desarrollo sostenible será imposible si la humanidad no es capaz de hacer frente al cambio climático, tal como reconoce el documento: "El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y sus efectos adversos socavan la capacidad de todos los países para lograr un desarrollo sostenible."
Los SDG cubren una gran variedad de temas, pero se hace difícil de ignorar la forma en que el cambio climático se va tejiendo a través de las 17 metas. La meta número 13, ve a los gobiernos comprometidos a: "Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos". La meta se desarrolla en 5 objetivos.
Hay también una meta dedicada a la energía. Ésta es la promesa de: "Asegurar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos." Ella, también, viene acompañada con cinco objetivos asociados. Estos son: 1) para 2030, asegurar el acceso universal a los servicios de energía asequibles, fiables y modernos, 2) para el 2030, aumentar sustancialmente la cuota de las energías renovables en el mix energético mundial, 3) para el 2030, doblar de la tasa global de mejora de la eficiencia energética, 4) para el 2030, aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación de la energía limpia y la tecnología de la energía limpia, incluida las energías renovables, la eficiencia energética y la tecnología avanzada de combustible fósil más limpio, y promover la inversión en infraestructura de energía y en tecnología de energía limpia, 5) para 2030, ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para el suministro de servicios de energía modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares y los países sin litoral en desarrollo, de conformidad con sus respectivos programas de apoyo.
Los SDG no son jurídicamente vinculantes, por lo que le corresponde a cada país poner en práctica las metas y los objetivos que se establecen en el documento. Éste documento hace hincapié en que cada país mantiene "plena soberanía permanente sobre toda su riqueza, recursos naturales y la actividad económica".
Cada país ha estado involucrado, a lo largo de tres años, en el proceso de diseño e implementación del documento. A su vez, el documento ha sido aceptado por todas las partes y es aplicable a todos los países, teniendo en cuenta las diversas circunstancias de cada país.
Qué lástima que estas palabras lleguen, 15 años después que la World Renewable Energy Assembly 2005 se reuniera en Bonn, bajo el título de World Renewable Energy Acceleration: No more Time to waste, y hubiese hecho público el comunicado final ‘El Derecho Humano a la Energía Renovable’, en el cual se decía: ‘la disponibilidad de energía es un derecho humano fundamental e indivisible. . . . . . La experiencia del siglo XX demuestra que los sistemas de suministro energético establecidos que se basan principalmente en los combustibles fósiles y la energía nuclear, no son capaces de garantizar este derecho humano a cada persona del planeta. . . . . . El derecho humano a la energía solo puede garantizarse mediante las energías renovables.”
Y lo que mas sorprende de las NNUU es que, aún hoy, cuando hablan de energía en los SDG, no hablen abiertamente de las energías renovables como las únicas que pueden ‘asegurar el acceso universal a los servicios de energía asequibles, fiables y modernos’ y se limiten a citar la engañosa denominación de ‘energía limpia’ en la que incluyen las energías renovables (que por su misma naturaleza lo son) y la ‘tecnología avanzada de combustible fósil más limpio’, que por más limpios que los quiera pintar la industria de los incendiarios del clima, continuaran siendo ‘sucios’ por los siglos de los siglos, pues la combustión de materiales fósiles siempre nos conducirá a aumentar la concentración de bióxido de carbono a la atmosfera.
Por otra parte, y a nivel mas local, sería bueno conocer en que manera el gobierno del Reino de España ha procedido a redactar la aportación española al los SDG, pues, de acuerdo con la Convención de Aarhus, debería haber organizado un proceso de participación pública ya que la Convención citada, de la cual el Reino de España es firmante, garantiza el derecho al acceso a la información sobre el medio ambiente y a la participación en la toma de decisiones que permitan actividades que puedan tener un efecto importante sobre el medio ambiente y durante la preparación de planes, programas, políticas y leyes relativas al medio ambiente.
Un gobierno que ha destrozado la política industrial que alrededor de las renovables se había ido desarrollando en España, que vulnera sistemáticamente la Convención de Aarhus, merecería ser expulsado de la organización de las Naciones Unidas, pues es un escarnio que vote allí a favor de la adopción de las metas y objetivos de los SDG, cuando en su casa no hace prácticamente nada para luchar contra el cambio climático, y menos, para aumentar la aportación de las energías renovables.
Pep Puig
El pasado viernes 25 de septiembre, en la sede de las Naciones Unidas de New York, los países adoptaron los Sustainable Development Goals – SDG (Objetivos del Desarrollo Sostenible) que pretenden ser la guía de desarrollo global hasta el año 2030.
Los SDG son una serie de 17 metas, que se desarrollan en 160 objetivos que dan información precisa de cómo alcanzarlos. Tienen la ambición de eliminar la pobreza, el hambre, el trabajo infantil, el SIDA y otros problemas que afectan a millones de personas de todo el mundo.
El cambio climático juega un papel importante en lo que las NNUU denominan la Agenda del desarrollo post 2015. Cada vez es mas evidente que lo que se ha convenido en denominar desarrollo sostenible será imposible si la humanidad no es capaz de hacer frente al cambio climático, tal como reconoce el documento: "El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y sus efectos adversos socavan la capacidad de todos los países para lograr un desarrollo sostenible."
Los SDG cubren una gran variedad de temas, pero se hace difícil de ignorar la forma en que el cambio climático se va tejiendo a través de las 17 metas. La meta número 13, ve a los gobiernos comprometidos a: "Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos". La meta se desarrolla en 5 objetivos.
Hay también una meta dedicada a la energía. Ésta es la promesa de: "Asegurar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos." Ella, también, viene acompañada con cinco objetivos asociados. Estos son: 1) para 2030, asegurar el acceso universal a los servicios de energía asequibles, fiables y modernos, 2) para el 2030, aumentar sustancialmente la cuota de las energías renovables en el mix energético mundial, 3) para el 2030, doblar de la tasa global de mejora de la eficiencia energética, 4) para el 2030, aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación de la energía limpia y la tecnología de la energía limpia, incluida las energías renovables, la eficiencia energética y la tecnología avanzada de combustible fósil más limpio, y promover la inversión en infraestructura de energía y en tecnología de energía limpia, 5) para 2030, ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para el suministro de servicios de energía modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares y los países sin litoral en desarrollo, de conformidad con sus respectivos programas de apoyo.
Los SDG no son jurídicamente vinculantes, por lo que le corresponde a cada país poner en práctica las metas y los objetivos que se establecen en el documento. Éste documento hace hincapié en que cada país mantiene "plena soberanía permanente sobre toda su riqueza, recursos naturales y la actividad económica".
Cada país ha estado involucrado, a lo largo de tres años, en el proceso de diseño e implementación del documento. A su vez, el documento ha sido aceptado por todas las partes y es aplicable a todos los países, teniendo en cuenta las diversas circunstancias de cada país.
Qué lástima que estas palabras lleguen, 15 años después que la World Renewable Energy Assembly 2005 se reuniera en Bonn, bajo el título de World Renewable Energy Acceleration: No more Time to waste, y hubiese hecho público el comunicado final ‘El Derecho Humano a la Energía Renovable’, en el cual se decía: ‘la disponibilidad de energía es un derecho humano fundamental e indivisible. . . . . . La experiencia del siglo XX demuestra que los sistemas de suministro energético establecidos que se basan principalmente en los combustibles fósiles y la energía nuclear, no son capaces de garantizar este derecho humano a cada persona del planeta. . . . . . El derecho humano a la energía solo puede garantizarse mediante las energías renovables.”
Y lo que mas sorprende de las NNUU es que, aún hoy, cuando hablan de energía en los SDG, no hablen abiertamente de las energías renovables como las únicas que pueden ‘asegurar el acceso universal a los servicios de energía asequibles, fiables y modernos’ y se limiten a citar la engañosa denominación de ‘energía limpia’ en la que incluyen las energías renovables (que por su misma naturaleza lo son) y la ‘tecnología avanzada de combustible fósil más limpio’, que por más limpios que los quiera pintar la industria de los incendiarios del clima, continuaran siendo ‘sucios’ por los siglos de los siglos, pues la combustión de materiales fósiles siempre nos conducirá a aumentar la concentración de bióxido de carbono a la atmosfera.
Por otra parte, y a nivel mas local, sería bueno conocer en que manera el gobierno del Reino de España ha procedido a redactar la aportación española al los SDG, pues, de acuerdo con la Convención de Aarhus, debería haber organizado un proceso de participación pública ya que la Convención citada, de la cual el Reino de España es firmante, garantiza el derecho al acceso a la información sobre el medio ambiente y a la participación en la toma de decisiones que permitan actividades que puedan tener un efecto importante sobre el medio ambiente y durante la preparación de planes, programas, políticas y leyes relativas al medio ambiente.
Un gobierno que ha destrozado la política industrial que alrededor de las renovables se había ido desarrollando en España, que vulnera sistemáticamente la Convención de Aarhus, merecería ser expulsado de la organización de las Naciones Unidas, pues es un escarnio que vote allí a favor de la adopción de las metas y objetivos de los SDG, cuando en su casa no hace prácticamente nada para luchar contra el cambio climático, y menos, para aumentar la aportación de las energías renovables.
Pep Puig